Cap. 88 Augusto sabe lo que hace
Augusto leyó el mensaje y un frío antiguo, mezclado con una nueva determinación, se apoderó de él. No era la Celeste suplicante. Era la Celeste que daba órdenes. Sabía que era una trampa, pero también sabía que era su oportunidad. La oportunidad que Isabella le había dado para ser su espía, su arma.
Sin vacilar, llamó a Isabella. Ella contestó al segundo tono.
—¿Augusto?
—Es ella —dijo él, sin rodeos—. Me citó a cenar. Mañana. En 'Le Ciel'.
Del otro lado de la línea, hubo un silencio cargado, pero no de sorpresa. Era el silencio de un depredador que ve a su presa moverse justo hacia la trampa.
—Esa pequeña culebra se está moviendo —murmuró Isabella, su voz era un susurro lleno de desprecio y anticipación.
—Y no va por ti, Augusto. Va por mí. Quiere quitarme lo que más me duele. O al menos, lo que más me dolía.
La precisión de su análisis era escalofriante. Celeste no quería solo vengarse de Augusto; quería usarlo como un martillo para golpear a Isabella en su punto más vulnerable: su