Cap. 37 Deja de hacerte la víctima.
Lucius alzó la vista lentamente. No tenía energía para una pelea con Alejandra.
—No es asunto tuyo, Ale.
—¡Claro que es asunto mío! —espetó ella, golpeando el brazo del sillón con la palma de la mano.
—Eres mi primo. Y ver cómo esa zorra te ha manipulado hasta convertirte en este... esto lo señaló con desdén, es exasperante. Todos lo vimos, Lucius. Todos. Tu padre, mi madre... todos te advertimos sobre ella. Pero tú, el gran Lucius Ottum, siempre supiste más.
Se inclinó hacia adelante, su mirada era un escalpelo.
—Dime, ¿ya conociste a tu hija de verdad? ¿A la que está enferma? ¿O solo a la versión que Celeste te pintó? ¿Ya viste los informes médicos? ¿Las grabaciones? ¿O todavía estás lamiéndote las heridas de tu orgullo, preguntándote cómo fue que Alba, la mujer que amaste, pudo "convertirse" en ese monstruo que Celeste te describió?
Cada pregunta era un golpe directo. Alejandra no estaba allí para consolarlo. Estaba allí para ejecutar una intervención.
—Celeste no te quiere, Lucius