Cap. 33 Matías, no eres mi hermano.
Celeste cayó de rodillas con dramatismo, sus manos aferrándose desesperadamente al pantalón de Lucius como a un salvavidas en un naufragio.
—¡Por favor, no! ¡No es eso! Escúchame, te lo juro —imploró, las lágrimas artificiales surcando sus mejillas.
—Fue un ataque de celos... Estaba tan celosa de ver a Alba volver, de ver cómo otra vez tu mundo giraba alrededor de ella. ¡Me equivoqué! Todo lo que hice estuvo mal, incluso con mi sobrina... Mi corazón negro solo pensaba que... que no era tu hija. Pero lo siento mucho.
Su mirada se volvió hacia Matías, usándolo una vez más como escudo.
—Matías solo trataba de defenderme, de cuidarme. Alba siempre ha tenido esos arranques extraños y él pensó que todo esto era solo un artificio para recuperarte. ¡Por favor, Lucius, dame una oportunidad de demostrarte que no es así!
Cambió rápidamente de táctica, apelando a su historia juntos.
—Voy a apoyarte en todo esto. Tú siempre me has ayudado y me has apoyado. Yo también voy a poner mi corazón en toda