—¿Cómo dice? —Lucas creyó haber entendido mal.
—¿No se estarán confundiendo de persona? ¡Estuve con mi esposa anoche! Además, estamos fuera del país. ¿Cómo se supone que está muerta?
Del otro lado de la línea, la voz del agente sonaba paciente, pero firme:
—Señor Castro, el cuerpo ingresó anoche al depósito forense. El médico legal y el equipo de criminalística ya hicieron la revisión preliminar, incluida la comparación de datos en el sistema. Todo apunta a que no hay error. Le recomendamos venir cuanto antes para hacer el reconocimiento en persona.
La seguridad en el tono del agente le heló la sangre. Un escalofrío le subió por la espalda. Cuando intentó hablar, la voz ya no le respondía:
—No... no puede ser. ¡Eso no tiene sentido!
El agente no dijo nada más. Repitió con neutralidad la dirección y cortó la llamada.
El celular se le escurrió de las manos y cayó al piso con un golpe seco. Lucas se quedó mirando sus palmas abiertas, como si esperara una respuesta.
¿Clara está muerta?
Si