Después de una semana de estar analizando el caso de Sofía y de todas las mujeres maltratadas, casi se me olvida la cita con la ginecóloga, era mañana y yo ya estaba nerviosa, con ansiedad que me hacía un nudo en la garganta.
---La mañana de la cita amaneció extraña. No sé si fue el sueño ligero o la ansiedad que me había acompañado durante toda la semana, pero cuando abrí los ojos tuve la certeza de que el día iba a ser difícil. Me quedé unos minutos mirando el techo, sin querer moverme, como si retrasar mi salida de la cama pudiera cambiar algo. No lo hacía por falta de tiempo; era puro miedo.El recordatorio escrito en aquella nota, con el número del consultorio, aún estaba en mi mesa de noche. Había tratado de ignorarlo durante días, pero al final cedí. Llamé, hice la cita, y ahora estaba aquí: a punto de enfrentarme a un consultorio médico que representaba no solo un trámite, sino también la confirmación de que Matías me controlaba hasta en las partes más íntimas d