El día después de haber ido al orfanatorio, desperté con un impulso extraño. Era como si mi cuerpo me gritara que ya no podía quedarme quieta, que debía hacer algo. No era fuerza, era más bien desesperación. La idea de perder a Matías definitivamente me sofocaba.
Aun estaba en mi mente, el momento de la plaza, donde toda la familia estaban reunidos, en la que Sarah estaba presente, como un miembro más. Con eso en mente, me decidí en ir a buscarlo.Sabía dónde encontrarlo. No en su casa, porque allí estaría su familia… y seguramente Sarah. Pero en el hospital, ese otro hospital donde trabajaba, él estaba en su propio mundo, ocupado con sus pacientes. Quizá allí, entre pasillos blancos y batas, lograría hablarle.Me vestí con cuidado, escogí un vestido sencillo pero elegante, como de costumbre, con la intención de verme fuerte, aunque por dentro temblaba. Rosa me preguntó a dónde iba, pero me limité a decir que saldría a caminar. No quería explicaciones, no quería pregunta