Alexander Lee
Cuando llegué, Karl que estaba estacionado afuera, salió del auto y me abrió la puerta. El aire, que aún olía a tierra mojada, me refrescó la cara.
—¿Por qué estás afuera?
—La señorita Trina dijo que querían espacio —respondió Karl, su voz baja y respetuosa como siempre.
—Umm...
—Jin-Sung, hay algo que debo informarte —dijo, su expresión se volvió seria. Miré la puerta de la casa, sintiendo las risas que se filtraban por las rendijas, y luego volví mi atención a Karl.
—¿De qué se trata?
—De su primo. Ha seguido investigando a la señorita García. Antes de venir, supe que había ido a visitar a su padre en la aldea. También... está pensando en pasar su luna de miel aquí en Venezuela.
La tensión se apoderó de mí. Ji-seok era implacable cuando estaba detrás de algo. Mis músculos se tensaron al recordar sus palabras: que Munan pertenecía a la Asociación de Médicos Ancestrales sin Fronteras. Ahora que conocía un poco más de su mundo, todo encajaba. Mi primo, que