Capítulo 49. Castigo doble

Era ella. Emma parecía emanar un aire helado y su piel se volvía translúcida. Era casi sobrenatural.

No pudo soportarlo más.

Se inclinó para tomarla de la mano y ella sintió el calor que brotaba de ese contacto.

Lo miró a los ojos.

Algo sentía por ese hombre que la amaba.

Que la acompañaba y cuidaba a su modo en ese mundo de tiburones implacables.

Pero no podía dejar salir esos sentimientos.

Leonardo Ares era demasiado para ella.

Un día, él desearía más, y Emma no podría dárselo.

Por eso, eran emociones para las que no habría lugar.

Las cortaría de raíz.

Sin embargo, ese fuego…

Ese calor limpio, que la revivía, eso sí lo admitiría.

-Señora… lo siento. Nadie debería vivir algo así. Lamento haberla forzado a rememorarlo… Espero que pueda perdonarme…

-No se preocupe. No me ha forzado a nada. No hay día que no recuerde a mi hijo, señor Ares. Hoy simplemente se adelantó unas horas... No tengo nada que perdonar, entiendo que lo suyo es interés real, y no curiosidad morbosa. Le pediré, sin
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