Capítulo 17. La deseo... para mí
Emma sonreía radiante cuando la puerta se abrió mostrando al inmenso ruso desnudo.
-Buenas tardes, Alexei… ¿Llegó mi regalo?
-Sí, señora Fritz. La esperaba para degustarlo con usted.
-¿Conmigo? ¿O sobre mi?
-Como le plazca a la señora…
-Pues hoy no me apetece beber… así que…
-Será sobre usted entonces. Adelante, señora. Póngase cómoda.
Emma se desvestía a medida que se acercaba a la mesa donde estaba el vodka, servía un vaso y se iba a la cama, se acomodaba apoyada en las almohadas, con el cabello suelto y las piernas abiertas.
El ruso sonrió.
-¿Está apurada mi señora?
***
Leonardo despertó en medio de la noche, de golpe y sudado, agitado. Había soñado con la señora Fritz. Estaba con un hombre enorme, alto, con acento extranjero.
Ella estaba radiante, su piel delicada y su largo cabello suelto, y se veía pequeña junto a ese gigante que la tomaba con fuerza.
Aún escuchaba los gemidos en su cabeza.
Se veía todo tan vívido en su sueño, casi podía olerla a ella con el aroma dulzón de su