El tiempo se detuvo.
La lluvia caía a su alrededor como cortina plateada, aislándolos del resto del mundo. Los labios de Stefan estaban a milímetros de los de Luciana. Dándole la última oportunidad de detenerlo antes de cruzar una línea que no podría deshacerse.
—¿Me deseas? —La voz de Luciana desafiante, cortando el momento.
Stefan retrocedió para mirarla directamente a los ojos.
—¿Qué clase de pregunta es esa?
—Una simple. —Luciana dio un paso hacia él, cerrando la distancia que él había creado—. ¿Me deseas? ¿O solo no soportas verme con otro porque tu ego no puede manejarlo?
—¿Importa la diferencia?
—Sí. —Luciana puso una mano firme en su pecho, sintiendo su corazón latir acelerado bajo la camisa empapada—. Porque si solo es tu ego herido, puedes irte al diablo ahora mismo.
El teléfono de Luciana vibró en su mano.
Ambos se quedaron inmóviles.
El nombre de Lilly brillaba en la pantalla.
—Tengo que contestar.
Stefan asintió.
Luciana deslizó el dedo para responder, todavía mirando a St