Luciana despertó con el sonido de su teléfono vibrando sin cesar.
Seis de la mañana. Veintisiete mensajes. Quince llamadas perdidas.
Con manos temblorosas, desbloqueó la pantalla. Mensaje de Chloe:
"Lu, no leas las noticias."
Por supuesto que las leyó.
El titular del Financial Times la golpeó:
CRISIS EN STERLING MARITIME: ACCIONES CAEN 23% EN APERTURA DE MERCADO
El artículo era devastador. Pérdida de contratos con clientes asiáticos y europeos que representaban el cuarenta por ciento de ingresos anuales. La junta directiva reuniéndose en sesión de emergencia. Analistas cuestionando si una heredera de veinte años tenía experiencia para salvar el legado de su abuelo.
Y al final, la cita que le heló la sangre:
"Sin una alianza estratégica inmediata—como la fusión propuesta con Vanderbilt Corp—Sterling Maritime no sobrevivirá el próximo trimestre."
Luciana leyó los números rojos tres veces. Las pérdidas eran reales.
Su teléfono vibró. Número desconocido.
Contestó con voz que apenas le sali