El recuerdo llegó como una ola inesperada, arrastrándola hacia el pasado. Cassandra estaba ordenando las flores en la trastienda cuando su mente la traicionó, llevándola diez años atrás. No fue el día en que Thomas se marchó sin explicación. Fue antes. Mucho antes.

Había sido una tarde de primavera. Thomas llegaba tarde a su cita, casi una hora. Ella esperaba en aquel café del centro, con la mirada fija en la puerta y el corazón latiendo con esperanza cada vez que alguien entraba. La camarera ya le había preguntado tres veces si quería ordenar algo más que agua. La vergüenza comenzaba a teñir sus mejillas.

"Llegará en cualquier momento", se repetía.

Pero no llegó. No esa tarde.

Al día siguiente, Thomas apareció con una sonrisa deslumbrante y una excusa sobre una reunión importante con un posible patrocinador para su carrera musical. Ella lo perdonó al instante, porque así era el amor a los veinte años: ciego, ingenuo, dispuesto a disculparlo todo.

Ahora, con la perspectiva que dan los