Capítulo 3

Isaías

Insisto, no creo que logre sobrevivir sola. Mucho menos con un niño al que tiene que cuidar y alimentar. Ella es la reina del drama y sus padres al igual que los míos se han ocupado de que siempre termine saliéndose con la suya, nada más de acordarme hago el entripado del siglo.

Me encantaría tenerla de frente en estos momentos para que me aclare todo, lo que se dice todo.

Tome mi coche para ir a mi departamento, quería estar completamente solo para analizar estos documentos sin que nadie me interrumpiera ni me llenara la cabeza de cosas. La migraña hizo de las suyas en poco tiempo, llegar me costó  mucho por la luz de los coches y el ruido de la ciudad.

Cuando llegue era cerca de medianoche, me tomo más del tiempo que hubiera deseado pero no me iba a arriesgar a un accidente por mi imprudencia. Por supuesto antes pase por una farmacia para comprar un Biolectro y un litro de coca cola, eso funcionaba a la perfección para mí; además de una barra de chocolate.

 Ya sé que no es lo mejor pero es lo que necesitaba para intentar resolver este problema en el que estoy metido gracias a una borrachera que jamás voy a olvidar en mi vida. Necesitaba un buen baño con urgencia para calmarme un poco, antes de ir a mi cuarto pedí comida la cual llegaba en media hora; lo que me daría el tiempo para bañarme y estar listo para recibirla.

Coloque la bañera con el agua más caliente que pudiera existir, mi madre dice que estoy loco cuando hago eso pero para mí es lo más relajante del mundo. Mientras caí el agua por mi cuerpo trataba de ordenar toda la información posible que tenía en la cabeza, empezaba a comprender porque no viajaba a los eventos que teníamos.

¡Claro! Por eso me cedió la carta poder para poder representarla en todo y hasta para que firmara en su nombre si lo necesitaba. Se excusó en que no necesitábamos vernos después de ese desastroso matrimonio que firmamos, que para los dos era mejor separar todo y lo único que importaba era hacer crecer la empresa de nuestros padres.

Ese era su slogan todos los días que tocábamos el tema, después de un tiempo me di por vencido y acepte sus condiciones. Al final era lo que yo también quería, sacarla de mi vida y que estuviera lo más lejos posible de mí; solo Samantha me comprendía y lo sigue haciendo.

Mi novia no era una persona que tuviera que fingir para estar a mi lado a diferencia de Mariam que daba por hecho las cosas. Me encargare que se arrepienta de todo lo que está haciendo, recordaba cada las palabras de Samantha “Mariam solo quiere tú dinero y tú prestigio por eso es que me odia” estas palabras me habían calado muy fuerte y…

¡Carajo! ¡Carajo! ¡Carajo! Pero que estúpido fui. Mariam no tiene necesidad de hacer todo eso, ella al igual que yo posee ambas cosas y sus padres la han mandado siempre a los mejores colegios. ¿Qué estaba pensando en creer lo que me dijo Samantha?

Salí de la regadera como alma que lleva el diablo, logre colocarme una toalla en la cintura y otra para empezarme a secar el resto del cuerpo. La puerta sonó y tuve que darme prisa. Después de que el chico de la comida se fue me dirigí a la mesa donde había dejado los documentos que me dieron mis padres, al parecer el hambre se hizo más grande porque mis tripas empezaron a gruñir fuertemente.

Tome algo de comida mientras abría la carpeta para leer lentamente lo que mostraba, como dijo mi padre la prueba de ADN estaba en primer plano. Fue hecha no una si no tres veces con diferentes objetos de ambas partes, en cada una de ellas aparecía una foto de mi hijo en los brazos de Mariam mientras esperaban los resultados con mi familia.

Mis padres querían tener cada recuerdo para recordarlo, o más bien para que me diera cuenta que estaba en un error. Eso debo de agradecérselos toda mi vida, continúe leyendo la carpeta con la información, su contenido era bastante extenso. Informes, fotos, y una pendrive que necesitaba mirar con urgencia.

Busque la computadora pero después de un rato recordé que la deje en casa de mis padres al igual que mi maleta, al salir corriendo se me olvidaron todas mis pertenencias. Tenía que esperar para descubrir su contenido, recordé que tenía una no actualizada en alguna parte del despacho así que me encamine a buscarla para ver si funcionaba; por suerte para mi logro prender, coloque la memoria. Contenía algunos videos y fotos así como reportes.

Lo primero que hice fue mirar cada una de las fotos, todas eran desde el nacimiento de mi pequeño hasta que llegue a unos que no me esperaba. Era Samantha con un chico besándose en el carro, eso… eso… eso no puede ser cierto, ella no era de ese tipo de personas.

El siguiente video era Samantha intimidando a Mariam en los baños de un cine, ¡Pero que carajos pasaba! Recuerdo perfectamente bien ese día, las palabras que salían de la boca de la que era mi novia, ella dijo que fue Mariam fue la persona que la ataco e insulto delante de sus amigas y dos de ellas aseguraron que era cierto.

Continúe mirando y en cada uno de ellos sucedía totalmente lo contrario a lo que Samantha me contaba siempre, ¡pero que idiota era! confié ciegamente en ella e insulte a Mariam por defenderla. La empecé a odiar por tratar mal a mi novia, nunca le creí cuando me decía que era ella la que se encargaba de ponerla mal delante de los demás, siempre pensé que Mariam le tenía envidia a Samantha por estar a mi lado pero ahora veo que nada de lo que me decía es cierto.

No entiendo que tramaba con esto, era de conocimiento público que Mariam y yo no nos tolerábamos; no era necesario tratar de enemistarnos más de lo que ya estábamos pero Samantha logro hacer que la maltratar y me portara como un patán con ella todos los días.

¿Qué pretendía Samantha?

Mariam me dijo un día que me arrepentiría de mis palabras, que esperaba que ese día ella estuviera lejos de mí para no verme caer como un gusano.

¿Lejos de mí? ¡Demonios, mi hijo!

Solté los documentos y regrese corriendo al cuarto, tome lo primero que encontré en el closet. Mariam sabía de sobra que mis padres un día me informarían sobre esto, fue por eso que dijo que estaría lejos de mí; justo las palabras que mi padres me dijeron hoy sobre que Mariam se marcharía a su propia casa lejos de sus padres y de ellos.

En cuanto termine tome las llaves de uno de mis coches que estaban en el garaje de mi departamento para ir a casa de mis padres, por la hora será mejor que les llame para que me vayan informando de todo lo que saben en lo que llego. Tenía la esperanza que ellos me dijeran lo que no termine de leer e incluso lo que no está en la carpeta.

Al parecer el destino no está de mi parte porque todos los semáforos los encontré en rojo, más un accidente de coches que impidieron mi paso por media hora. Me daba miedo hacer la llamada eran cerca de las tres y media de la madrugada, lo más seguro era que estaban en el quinto sueño.

Nadie me mando a buscar un departamento tan lejos de la casa de mis padres cuando era más joven, ahora estaba pagando por mi osadía. Para cuando llegue eras las cinco de la mañana, el personal que se encargaba de la limpieza ya estaba despierto.

—Hola Isaías ¿Quieres un café?

—Gracias señora, en otro momento ahora me urge hablar con mis padres.

—Ellos siguen en su cuarto, bajan aproximadamente en una hora.

—No puedo esperar, subiré con ellos. Es mejor que les prepares un té para cuando bajen.

Subí corriendo las escaleras hasta el cuarto de mis padres, sé que voy a entrar  bruscamente y espero no encontrarlos en una situación incómoda o seré hombre muerto.

— ¿Te volviste loco Isaías? ¿Cómo te atreves a entrar de esa forma? Al parecer esa mujer te ha cambiado hasta los modales y has perdido toda la educación que te hemos dado durante muchos años.

—Siento interrumpir de esta forma, pero necesito que me digan todo lo que saben sobre Mariam y mi hijo. He visto los videos y las fotos, no sé qué decirles sobre eso solo que soy un completo idiota.

—Me alegra que te des cuenta de eso, pero no te salvara de todo lo que pienso decirte por ser tan bruto y por entrar de esa forma en mi cuarto a interrumpir mi sueño sagrado.

—Tienes toda la razón madre pero eso puede esperar, lo más impórtate ahora es que me digan todo lo que saben para que pueda ir por ella y mi hijo. Debo de escuchar su versión y pedirle una disculpa, aunque conociéndola será muy difícil de que eso pase.

—Me gustaría decirte que me sentiría muy feliz y hasta disfrutaría ver cómo te ignora, pero mi nieto esta de por medio y eso no me alegra en la absoluto.

Me senté en el sillón del cuarto mientras que mi padres me comentaban lo que ellos sabían, me dieron la dirección de su casa la cual no quedaba lejos de donde estábamos. Decidí que era mejor ir por ella antes de que de verdad se marchara sin que nos diéramos cuenta.

—Espera Isaías, debes de saber algo antes de que vayas por ella.

— ¿Todavía hay más madre?

—Debes de tener mucha paciencia cuando hables con ella, Mariam no es la misma chica que conociste durante todos estos años. Sin temor a equivocarme es una persona muy madura que lucha por salir adelante por su hijo todos los días, tampoco te atrevas a ofenderla con tu dinero; ya sus padres lo intentaran y salieron mal parados de esa discusión, si quieres pasar por lo mismo entonces adelante.

—A Mariam siempre le ha gustado las mejores cosas, no entiendo porque cambio tanto en tan poco tiempo.

—Ella sufrió mucho todas las veces que te encargabas de hacerla ver como una chica insufrible por defender a Samantha, por eso se encargó de demostraste que no solo era eso. Nunca le diste la oportunidad de explicarte las cosas y le rompiste el corazón más de mil veces, así que no vengas ahora a decir un simple “lo siento” porque nadie te va a creer empezando por nosotros.

Deje a mis padres en el cuarto, tenían más que la razón al decir que un simple lo siento sería la solución a los problemas. Tendría que hacer algo para que me perdone, vi la hora y corrí a la casa de ella; Mariam debía escucharme a como diera lugar.

Subí a mi coche pero se había quedado sin gasolina, tuve que hacer eso del de mis padres con todo y chofer. De nuevo el tráfico no estaba de mi lado, para cuando llegamos eran cerca de las ocho de la mañana; toque la puerta varias veces pero nadie me respondía, me estaba desesperando el tiempo seguía corriendo y Mariam no salía.

— ¿Busca a Mariam?

—Sí, ¿sabe dónde está?

—Se fue de viaje muy temprano, me dejo a cargo de su correspondía si tiene algo para ella con gusto puedo recibirla.

Mariam se había ido y me había dejado solo y sin mi hijo.

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