Capítulo 42: Serenata

Constanza no quería dejar a Elizabeth sola y decidieron hacer un gran banquete. Para ellas, solo porque si. El horario de visita a casa de su hermano había pasado y Francisco caminaba cabizbajo con el violín en las manos. Para entonces el sol no brillaba tan intensamente, la casa estaba tranquila, las chicas estaban durmiendo la siesta.

Constanza no podía dormir, solo miraba el techo de su habitación pensando a que había hecho mal.

-Las Maidalkinis nunca hemos caído por amor- el viento resonó en sus oídos como la voz de su madre.

Pero eso no era verdad. Celestina había encontrado el amor, había cedido a él, y ahora era feliz. Ella lo sabía bien, aún la visitaba cuando podía aunque la entristecía ver sus cabellos cobrizos volverse blancos. El tiempo también pasaba por ella y era....nostálgico pensar que un tiempo había sido solo una novicia. Pero Marco la había esperado, había hecho todo para amarla y estar cerca de ella cada día. Francisco había escapado de ese amor, tenía miedo de
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