Constanza cambió su vestido negro ese día. Ahora ya no sería la viuda Ludovi. Ella sería Madame Maidalkini. Caminó con su vestido rojo. con un escote que le hacìa ver la cicatriz del pecho. Ese día entre las calles adoquinadas, en el mercado las personas gritaban, corrian de un lado a otro y gastaban todo su dinero, definitivamente el domingo no era el mejor día para salir a la calle y encontrar a....muchas personas importantes. Después de la misa la ciudad era invadida por todas las almas de fe...y aquellas que no para darle vida a un cuerpo descompuesto.
El asfalto era demasiado caliente en verano y demasiado frio en invierno. En la villa todo era perfecto, cada estación del año era gentil y delicada. Pero esa era la vida que tenía que vivir y tal vez no solo por ella. Esa noche su plan iba a comenzar.
Con una copa de vino incluso las ideas màs locas podìan ser aceptadas. Mientras el sabor dulce y acido de la uva fermentada quemaba la garganta y hacia subir el color a las mejill