Claudia se detuvo frente a Marko, levantó la cabeza para mirarlo a los ojos mientras se mordía el labio inferior, dejó de pensar, esto era lo que quería hacer ahora mismo, las culpas que vinieran después. Le quitó la mano del miembro, y lo tomó en su mano derecha, le pasó la lengua en un suave lametón a su capullo y lo llevó dentro de sus labios. Marko no pudo evitar gemir al sentir la humedad del interior de la boca de ella, apretó las manos en puños a los lados de su cuerpo, temía tocarla y que ella se detuviera. Claudia lo saboreó unos segundos, él tenía el miembro duro, húmedo, delicioso. Gimió alrededor de él, y comenzó a hacerle una mamada, de una manera ansiosa, tratando de tomarlo todo. Los dedos de Marko apretaron su cabello y Claudia lo miró a los ojos, el capo tenía la vista fija en ella, viendo como su miembro entraba y salía de la boca de su cautiva. Ella cerró los ojos con un poco de vergüenza, estaba amando la fricción en su boca sensible al tomarlo dentro de ella, como