CAPÍTULO 50: LA CHISPA QUE LO QUEMA TODO
Maddison
Una vez más estoy en el hospital. La otra vez no pude acceder a mi expediente, al menos no completo. Lo que me dio la enfermera es básicamente lo que ya sé, lo que se dice, que mi hijo nació mal, tuvo un problema en su corazón y aunque hicieron todo lo posible, no pudieron salvarlo.
Pero yo sé que esa es una mentira, mi hijo no murió, está vivo y alguien se encargó de alejarlo de mí, de hacerme creer lo peor. Y aunque aún no tengo las pruebas, sé que fue Vanessa. Ella se encargó de destruirme hasta no dejar nada de mí, y todo por amar al hombre equivocado, por haber sido la amante de Derek Kingsley, la obsesión que nunca pudo dejar ir.
Tal vez él no sepa nada de esto, pero también es culpable, porque si me hubiese dejado en paz, nada de esto habría pasado.
Suspiro y me dirijo a la recepción, hoy no vine a repasar memorias sino a obtener respuestas. Pregunto por el doctor Lewis, el cirujano que estuvo a cargo de mi cesárea.
—¿El doctor