CAPÍTULO 33: HECHO CENIZAS

Maddison

Regreso al departamento con pasos lentos, cansados, como si los días se me pegaran a la piel y el alma pesara más que el cuerpo. El hospital me dio el alta esta mañana, pero no me siento libre, solo un poco menos vigilada. Mis costillas aún duelen y tengo que moverme con cuidado, pero no es eso lo que más me incomoda sino la ausencia, el silencio. Andrew se ha ido.

Sobre la mesa, junto al florero que lleva días marchito, encuentro una nota doblada con su caligrafía firme y breve: “Espero que estés bien. Cuídate. A veces alejarse también es una forma de proteger.”

Lo leo una vez, luego me quedo mirándolo un rato sin parpadear, como si pudiera encontrar algún mensaje oculto entre las líneas, pero no lo hay, solo es una despedida educada, triste y resignada. No lo culpo, no era su batalla, ni su hijo. Me dio más de lo que debía, y aun así, verlo irse me duele más de lo que imaginé.

Dejo la nota sobre la mesa y me obligo a seguir. Me preparo una infusió