CAPÍTULO 160: SIN DERECHO A PERDÓN
Vanessa
La risa me sale sola cuando veo el rostro de Gregory en la pantalla, va esposado, con la corbata torcida y la mirada derrotada.
—Cobarde hasta el final —murmuro, mientras el presentador del noticiero habla de cómo el magnate que siempre presumía de intocable ahora enfrenta cargos por corrupción, lavado de dinero y conspiración criminal. Mi padre, el hombre que me enseñó que en este mundo todo se consigue comprando silencios o quebrando voluntades, ahora es apenas otro delincuente de traje en un noticiero. Me deleito un instante, disfrutando la ironía de su caída, pero mi risa se corta de golpe cuando, segundos después, la imagen cambia.
Mi rostro aparece en pantalla. Mi nombre completo, mi foto en alta definición, mi vida convertida en carnada para la prensa. “Vanessa Beaumont”, dice el titular, en letras que parecen gritarme en la cara. “Orden de captura emitida. Secuestro de menor y asociación ilícita.” El reportero detalla cada cargo como