Nathaniel.
Siempre que llegaba un barco a las tierras, esperaba con pasciencia. Intentando escuchar los susurros y voces. Estaba ciego, y en una silla de madera. Me habían robado lo que tenía, asaltándome mas veces de las que quería recordar.
Aquella enfermedad, había arrasado con todo lo que yo era y tenía. Llegar a estar tierras, se habían apoderado de mi antiguo yo. Sin embargo, cada vez que un barco llegaba, yo… me encontraba esperando.
Escuché pasos, caminaban a mi lado, yo estaba en el medio de la multitud y el bullicio. De pronto, sentí un cuerpo tibio envolverme en un abrazo. Su aroma me era familiar, y escuché un balbuceo de bebé. Fruncí las cejas.
—¿E—emma…?
—Soy María Milord… traje a Gabriel conmigo. Emma.. se quedó.
—¿Emma dejó a su hijo solo? –preguntó y