Capítulo 1

Un año después. 

Llevo un año siendo la dama de compañía más cotizada de uno de los burdeles de Chicago, la vida no ha sido nada fácil para mi, al principio cuando llegué las golpizas y humillaciones fueron muchas, intente escapar un par de veces, pero solo recibía más golpes y al final me di por vencida, estuve con mi primer cliente y luego de eso me acostumbre a esta vida, la odio, quisiera salir de aquí como sea, pero es imposible, mi padre siguió jugando y las deudas las pago yo, una m****a, pero así es la vida.

Retocó mi maquillaje y escucho el sonido de la puerta de mi camerino, por ser la mujer mejor pagada del lugar me dieron uno solo para mi, algo que agradezco porque cada vez que tengo que ser dama de uno de esos ricachones lloro como si fuera la primera vez.

—El señor te espera Bella, compórtate, no quiero tener que castigarte —Asiento a mi proxeneta, un maldito que no le importa nada más que el dinero.

—Necesito un día libre para mi, me dijiste que si hacía esto, lo harías.

—Si, lo tendrás, ahora deja de joder y sal, el señor Myers te espera. 

«Rayos, ese hombre me da miedo, es hermoso, un condenado ángel por donde lo veas, pero solo su apariencia, porque es un maldito desgraciado, nadie se metería con Bris Myers». 

Salgo del camerino con mi sexy lencería y llegó al salón buscándolo con la mirada, al final lo encuentro al fondo, está con uno de sus usuales trajes finos y sus dos hombres de confianza, siempre he dicho que ese hombre es un mafioso, no me creo esa fachada de hombre de negocios. Llego a su mesa y sonrío cuando sus ojos negros como la noche se posan en mi.

—Buenas noches, Señor Myers, que alegría verlo por aquí.

—Siempre tan hermosa, Bella, ven aquí, quiero que estés cerca a mi —Asiento caminando hasta donde está para sentarme a su lado, pero él me tomó del brazo haciendo que caiga en sus piernas —. Sabes lo que tienes que hacer hoy, ¿Cierto? 

—Si, señor, complacerlo en todo lo que me pida —Asiente pasando su nariz por mi cuello ocasionando sensaciones que jamás he sentido con nadie más. 

—Muy bien preciosa, sube a la suite, estaré contigo en unos segundos. 

Me levanto para alejarme de ellos, estoy nerviosa, esto no me gusta. Observo a mi mejor amiga en la barra y corro hasta ella para tomarla del brazo. 

—Necesito que me ayudes.

—¿Qué rayos te pasa? —Suspiro tomando de su trago de whisky.

—Voy a pasar la noche con el señor Myers, no puedo hacerlo sobria, sabes que ese hombre me aterra. 

—No, te dije que no permitiría que siguieras metiendo esa cosa, estás sana, llevas limpia seis meses. 

«Si, se que no puedo volver a lo mismo, empecé a consumir cocaína para que fuera más fácil estar con los hombres».

—Entonces dame algo, otra cosa, lo que sea, no se ese hombre que vaya hacerme, no podré soportarlo —Suspira tomando mi mano. 

—Tranquilízate, no es un monstruo como tu lo haces ver, solo te va a dar la mejor cogida de tu vida, disfrútalo, porque después volverás a ser una puta más —Me alejo para observarla fundida.

—¿Estás hablando en serio? 

—Si, nena, el hombre coge como los dioses, no pasará nada, solo cálmate y ya, no va a matarte, es un monstruo, no lo niego, pero las que hemos estado con él siempre salimos vivas y satisfechas. 

«Esto tiene que ser una broma, jamás he disfrutado estar con esos bastardos, esta no será la primera vez». 

Intente tomar tres tragos de whisky para poder olvidar lo que va a pasar, aun seguían las palabras de mi amiga en mi cabeza, no podía ser verdad y no lo aceptaba. Abro la puerta de la suite y cerrando la puerta caminó hasta la cama para sentarme en ella a esperar a Bris, solo dos segundos después lo veo entrar por la puerta y cerrarla a sus espaldas. 

—Pon música, quiero que me bailes —Asiento haciendo lo que me dice, enciendo el estéreo mientras lo veo ponerse cómodo en el sillón del lugar. 

—Tengo una maldita obsesión contigo, preciosa —dice mientras muevo mi cuerpo al ritmo de la música —. Tu cuerpo es un pecado muy grande. 

El hombre no es feo, al contrario, a pesar de que es mayor que yo casi quince años, es precioso, su rostro rudo, su varonilidad lo hace ver peligroso, pero muy tentador. Sigo moviendo mi cuerpo al compás de la música haciendo que sus ojos se pongan brillosos por la excitación. 

—Ven aquí, belleza.

Hago lo que me dice, acercándome a él para sentarme a horcajadas, su mano se posa en mi nuca y sin más se apodera de mi boca haciéndome gemir por la sorpresa. ¡Carajos!, el hombre besa como los dioses, su lengua juega con la mía y su sabor a menta y whisky mezclados me ocasionan un escalofrío por todo el cuerpo. Siento como su miembro empieza a crecer debajo de mi y no se porque, pero quiero eso, lo quiero ahora. 

—Voy a darte la mejor noche de tu vida, hermosa —dice observandome fijamente a los ojos. 

Y no se equivocó, mi amiga tenía toda la razón, el hombre hizo que tuviera el primer orgasmo en todos mis veintitrés años, fue algo que aun me sigo repitiendo en mi cabeza, pero que olvidó rápido cuando recuerdo cómo me trato después de ello, ahora entiendo porque las personas le temen tanto, puede ser tan cruel con las palabras que no necesita golpear para que duela.

***

Ha pasado un mes desde que estuve con Bris, el primer hombre que me dio un orgasmo y con el que no use preservativo, no se porque lo deje pasar, creo que su belleza y encanto me hechizaron, desde entonces he estado enferma y no puedo trabajar, algo que me esta costando mucho dinero y a mi proxeneta lo tiene enfadado. Limpio mi boca después de dejar todo mi desayuno en el retrete del baño. 

—No puedes seguir así, nena, debes ir a un médico, no es normal que estes vomitando todo lo que comes —Suspiro asintiendo a las palabras de Cloe, mi mejor amiga.

—Acompáñame a la farmacia del centro, podré hacerme un examen, no puedo pagar un médico, sabes que llevo un mes sin trabajar y no tengo un centavo.

—Yo lo pagaré por ti, pero vamos ahora mismo —Asiento arreglando todo para salir con ella y uno de los perros guardianes de ruffis. 

Llegamos a la clínica y después de media hora en el que me sacaron sangre y esperé por los resultados al final los tenía en la mano. Abro el papel y lo que en él está escrito me deja paralizada, esto no puede ser verdad.

—¿Qué pasa?, ¿es grave? 

—Si,lo es, léelo, pero no hagas escándalo, nadie puede saber —Asiente tomando el papel y abriendo los ojos cuando entiende de qué le hablo. 

—Joder, es de el, ¿Cierto? 

—Si, una maldita vez que no uso preservativo y pasa esto, que mal estoy pagando. 

—¿Qué harás?, si ruffis se entera va a matarte

—Mañana es la subasta anual, intentaré negociar con la persona que me compre, no se como, pero no voy a dejar que me lo arrebaten, voy a luchar hasta el final.

«Solo espero tener suerte y que la persona que me compre sea un buen hombre». 

La noche había llegado, estaba nerviosa porque llevaba en mi vientre el hijo del hombre más poderoso y peligroso de todo Estados Unidos, no sabía cómo podría salvarlo, pero no permitiría que me lo arrebataran y mucho menos que él lo supiera. Salgo con una gran sonrisa en el rostro cuando el presentador dice mi alias, las luces golpean mi rostro y como puedo observó entre la multitud de hombres con dinero a Bris, rogando para que no esté aquí, pero mi suerte no está de mi lado. Lo veo con su fino traje y sus dos guardaespaldas sentado entre ellos, luciendo como el rey del mundo y sobresaliendo de entre todos ellos.

—Comenzaremos la noche con nuestra diva, la hermosa Bella, un fin de semana con la mujer más deseada de todo el olímpo, empezaremos la puya con medio millón —Abro los ojos sorprendida, ¿Medio millón?, maldito ruffis, se está haciendo rico a mi costa. 

—Yo doy medio millón.

Suspiro cuando veo a uno de mis primeros clientes, fue gentil conmigo, podré lograr que me deje como su mucama y pueda tener a mi hijo sin problemas. 

—Medio millón para el hombre de traje azul, ¿Alguien da un millón? 

—Yo, doy millón y medio —Abro los ojos asustados cuando la voz de Bris se alza entre la multitud.

—Millón y medio para el Señor Myers. ¿alguien da más? 

—Dos millones de dólares en efectivo —Jadeo observando a un viejo verde que sonríe mientras me observa. Dios ayúdame por favor. 

—Dos millones a la una, dos millones a las dos…

—Cuatro millones de dólares —dice Bris con una gran sonrisa en el rostro. 

—Cuatro millones para el señor Myers, ¿Alguien da cinco? —El lugar se queda en silencio y mis ojos se llenan de lágrimas —. Vendida, pase al salón central por su compra, Señor Myers. 

Bajo del escenario sintiendo como mi mundo se viene abajo, no puedo irme con él, no quiero. Busco con la mirada a Cloe y la veo observándome con miedo y tristeza, intento ir hasta donde está, pero una mano me toma del brazo impidiéndomela la huida. 

—¿A dónde crees que vas? —dice ruffis sonriéndome. 

—Quiero despedirme de Cloe, no la veré por el fin de semana. 

—No hay tiempo para eso, tu comprador te espera, cuando reciba el dinero puedes despedirte de su estupida amiga, ya no eres mi responsabilidad —Lo observó confundida. 

—¿De qué hablas? 

—Llevas sin trabajar un mes, no me sirves, así que el señor Wayner te compró por cuatro millones más, ahora eres de su propiedad —Jadeo negando y llorando. 

—No, no puedes hacerme esto, estaré bien, te lo prometo. 

—Ya no hay vuelta atrás, deja de llorar y vamos, te está esperando. 

Sollozo entendiendo que mi destino y el de mi hijo está en sus manos, quise huir de su padre y ahora es imposible, soy suya y no sé cómo saldré de esto, no me importa lo que pase conmigo, pero mi hijo si, necesito salvarlo, debo hacerlo, cuesteme lo que me cueste. 

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