Prólogo
El fuerte sonido de la puerta hace que aleje mi libro de estudio de mi rostro, mañana tengo un importante examen en la universidad y si repruebo perderé mi beca. Me levanto de la cama para bajar al primer piso porque el fuerte ruido no me deja concentrar, cuando termino de bajar las escaleras jadeo por la horrorizada imagen que encuentro. Mi padre está en el piso golpeado y con unos hombres frente a él que lo apuntan con un arma.
—¡Papá, por Dios, ¿Que te hicieron?.
El cómo puede levanta la cabeza para escupir un poco de sangre de su boca y luego colocar la mirada en mi.
—Ve a tu habitación, yo soluciono esto.
—No, claro que no, ¿Quienes son ustedes? —digo alejando la mirada de él para ponerla en los hombres frente a mi.
—Tu padre tiene una deuda con nosotros, vinimos por ella.
«Maldita sea, de nuevo su vicio nos metió en un lío, y el problema es que no se si podemos salir».
—¿Cuanto es?, yo tengo un dinero, puedo dárselos.
—Medio millón de dólares, no creo que tú los tengas, pero creo que si tengo la manera en cómo los puedes pagar —Me alejo de ellos con miedo cuando veo como ven mi cuerpo.
—No, mi hija no está en venta.
Suspiro de alivio cuando escucho a mi padre. Sabía que él no sería capaz de entregarme por una de sus deudas, mi padre es un jugador compulsivo, pero siempre me ha cuidado
—Si no tienes el dinero tendrás que pagar como sea, así que piensa rápido porque mi bala no demorará en atravesar tu cabeza.
—Denos un tiempo para conseguir el dinero, por favor —El hombre ríe negando.
—No preciosa, tu padre ya tuvo mucho, si no tiene con qué pagar tendré que cargármelo ahora mismo.
—No, por favor, no lo mate.
«Dios, no puedo perder a mi padre, es lo único que me queda».
Los ojos de mi padre me observan con miedo y dolor, no se que está pasando por su cabeza, pero se que lo que hará me partirá el corazón.
—Perdóname hija, te juro que iré por ti —Niego alejándome de él.
—No, papá, no puedes hacerme esto.
—Solo será por unos días mientras consigo el dinero, te juro que conseguiré sacarte de allá, no quiero morir hija.
—¡Y yo no quiero ser violada y vendida como una cosa!,¡Soy tu hija!
Retira la mirada para que no lo vea, no puedo creer que el me esté haciendo esto, no puede ser, mi propio padre me está vendiendo.
—Ya escuchaste, belleza, ahora eres mía, serás una hermosa puta.
Niego cuando me toman del pelo y me levantan del piso, pero no puedo hacer nada, él tiene un arma.
—¡Papá, por favor, ayúdame, te lo ruego, no me hagas esto!
El solo baja la mirada y deja que me saquen de nuestra casa como si nada, en ese momento algo dentro de mí se murió, sabía que mi futuro no sería el mejor, me convertiría en una mujer que jamás desee ser, y todo gracias a el hombre que debió protegerme y cuidarme.