En la mansión, Matteo recibe la noticia de uno de los guardias que andan con Dante.
—¿Cómo que el Ferrari fue abandonado, luego robado y ella no estaba? —brama Matteo—. ¿Qué clase de incompetencia es ésa?
—No fue un robo normal. Ella no aparece—dijo Enzo, apoyando la tablet y señalando fotos—. Aun la estan buscando. Su hermano nos pidio recorrer el perimetro mientras se fue con algunos cuatro guardias de seguridad. Me ofreci para ir con ellos y no me dejaron.
Matteo apretó la mandíbula.
—Ella lo dejó ahí a propósito. Debiste ir con el para informarme. Este juego que está haciendo… se ha burlado delante de todos. hermanito, ¿qué demonios hiciste? Si se nos escapa ahora, no tendré compasión— murmura para si mismo.
Al siguiente dia, el cuarto estaba a oscuras, las cortinas mal cerradas dejaban entrar un poco de luz naranja de la tarde. Margaret dormía profundamente, agotada, con el cuerpo vencido sobre la cama.
El silencio era tan pesado que lo primero que notó al despertar fue la pres