POV de Lila
Volvía a temblar. Su aliento rozaba mi piel, cálido como un susurro contra mi cuello. ¿Qué era esta reacción? Se sentía como algo más profundo que simples nervios, más profundo que el miedo. Como si algo dentro de mí estuviera reaccionando a él sin mi permiso.
—Dime, palomita. ¿Te gusta lo que me provocas? —murmuró. Su voz era ronca, pero aún conservaba esa calma escalofriante que me hacía sentir atrapada.
—Estás borracho, y sólo es por la mañana —las palabras salieron entre dientes apretados.
—¿Eso es una excusa? —preguntó—. Entonces, ¿qué excusa tienes tú, cuando te das cuenta de cómo me estás apretando tan fuerte? ¿Tú también estás borracha?
El calor subió por mi cuello. Mis mejillas ardían. Ni siquiera me había dado cuenta de que estaba agarrando su muslo con tanta fuerza hasta que él lo señaló.
Intenté levantarme, huir del momento, pero sus manos se cerraron en mi cintura. Estaba inmovilizada. Cautiva. Como una esclava atrapada en cadenas forradas de terciopelo.
Se ac