Desperté y observé a mi alrededor. Estaba sola en aquella habitación. Ya era de día y los recuerdos de la noche anterior me hicieron ruborizar.
No supe cuándo me quedé dormida, solo recordaba que Magnus se levantó y luego de vestirse salió de la habitación, como si estuviera enojado.
Azotó la puerta al irse y pensé que había hecho algo mal, tanto que pasé temerosa un largo rato, pensando que alguien podía llegar y asesinarme en cualquier momento. Sin embargo, en algún punto me quedé dormida.
Me incorporé en la cama y un ligero dolor me recorrió en la entrepierna y otro, punzante, en el hombro.
Llevé mi mano a la parte que dolía e intenté verme pero no alcanzaba, así que le resté importancia.
Me puse de pie y me di una ducha. Al salir, escuché el sonido de la puerta y con ello el arribo de Tory y Anika, las mismas chicas que la noche anterior me ayudaron.
—Hola —dijo Anika, con ese deje de dulzura que tenía; sin embargo, no me pasó desapercibido que tenía los ojos llorosos y un ligero