Sentí un poco de pena de estar sobre él a horcajadas, pero la mitigué acercándome a besarlo.
Aproveché para rozar su piel, su pecho, moviéndome lentamente sobre él, contoneándome sobre su regazo, esperando distraerlo y a su vez, calmar las ansias que me recorrían.
Me observó con atención y sentí su miembro endurecerse bajo mi cuerpo. Sus manos se apretaron a mi cintura y yo tomé el valor de ser un poco más participativa, contoneando mi cuerpo sobre el suyo, rozando mi sexo con el miembro que empezaba a ponerse tan duro como el acero.
Magnus me tomó de la cintura y me incentivó a continuar con los movimientos.
Llevé mis manos a su pecho y lo usé como soporte para moverme un poco más, acelerando los movimientos y frotándome con más ganas sobre su entrepierna.
Desabroché su pantalón y me atreví a bajar la cremallera; al mismo tiempo, la mirada encendida de Magnus estaba sobre mí.
De su pecho brotaba un ligero rugido que llegaba hasta mis oídos y que de alguna manera me hacían pensar en l