—Podemos robarnos el niño o hacer el nuestro. ¿Qué prefieres?

Victoria giró lentamente, la sonrisa de Michael no le pareció adorable, más bien le resultó chocante.

— ¿Ahora eres gracioso? —Preguntó con los brazos cruzados.

Le pareció que la actitud de Michael buscaba incomodarla y no quería que se burlara de lo mucho que le afectaba su cercanía.

—Me sorprende tu sorpresa. Siempre fui gracioso, carismático. Lo que pasa es que se te olvidó, claro, después de tantos años viviendo con un psicópata.

Victoria quiso pasar por su lado y él se interpuso tomándola del brazo con suavidad, bajó el rostro y aspiró junto a ella, como queriendo llenarse del aliento de vida que ella exhalaba.

—Me prometí que no volvería a buscarte —murmuró sin rastro de ironía, más bien con tanto anhelo que la hizo mirar sus ojos.

Victoria apretó los puños.

—De eso hace años —murmuró ella y Michael tomó su cintura y se movió con ella hasta que la pared de cristal dio a su espalda.

—Cuando