Capítulo 112. Por complacer a la Sirena
El Alacrán Padilla encaró a Stefan lleno de rabia.
— ¿Dónde demonios está mi hijo?
— ¿Cómo estás Alacrán? No creí que te vería tan pronto —le saludó Stefan con toda la tranquilidad del mundo.
—Me dijeron que mi hijo trabajaba contigo, el muy desgraciado me dejó botado y ahora se lucra con mi esfuerzo.
— ¿Tengo cara de maestro de jardín de niños? ¿Qué me importa a mí tus dramas familiares?
El Alacrán bajó la cabeza.
—Perdóname, no es mi intención traer a colación mis problemas con mi hijo. Tengo mujeres para vender, ¿las quieres?
—Claro, sin problema —respondió Stefan fingiendo inocencia.
El Alacrán se sentó frente a él.
—Le traía mujeres a Vecchio, con él hizo negocios mi hijo antes de escapar y dejarme con toda la mierd@ en Venezuela.
—Tu hijo te traicionó, pues de tal palo tal astilla.
— ¿Qué quieres decir?
—Que eres un traidor, y me agarraste de buenas, porque no sé cómo osas ponerte en frente de mí.
—Slashdot, no tengo idea de qué hablas.