La sala de eventos del hotel estaba en revisión. Diane recorría el espacio con una carpeta en mano, revisando iluminación, disposición de mesas y accesos. Matías conversaba con el encargado de catering, entusiasmado por la selección de vinos y canapés. Catalina, como siempre, se movía con aire de control, aunque esta vez su sonrisa parecía más afilada que encantadora.
Julie llegó unos minutos después, acompañada por Emily. Aunque su paso seguía siendo cuidadoso por la pierna, su presencia era firme. Sean ya estaba allí, hablando con el equipo técnico sobre la música y la ambientación.
—La idea es que sea elegante, pero no ostentosa —decía Diane—. Fortner aprecia la sobriedad con clase. Nada de excesos.
—Y que la pareja Castelli esté en el centro —añadió Catalina, con tono dulce—. Después de todo, ellos son el rostro del éxito. Aunque claro… algunos rostros se van más rápido que otros.
Julie no respondió. Solo se acercó a Sean.
—¿Ya decidieron la hora?
—Sí —respondió él—. S