***Flashback***

—Horas Antes—

Camila se levanta a las 6:00 a.m. con el sonido de su alarma. A pesar de la somnolencia, la rutina se impone. Se ducha, se viste con el uniforme de su clínica y recoge su cabello en una coleta. Toma su taza de café de la encimera, lista para enfrentar un largo día de terapias.

Se pone el abrigo, toma su bolso y las llaves. Abre la puerta principal para salir, y la mañana gris y fría la golpea. Se detiene en seco.

Justo en el umbral, plantada como una figura fantasmal, está Luciana.

La madre de Alejandro no se mueve, solo la mira con una intensidad desquiciada. Lleva una gabardina gastada que le queda grande, y su rostro, aunque demacrado y cubierto de ojeras, conserva una belleza fría y perturbadora.

El corazón de Camila da un vuelco.

—Hola, sobrina —dice Luciana, y su voz, antaño dulce y melodiosa, ahora suena áspera y monocorde, como guijarros chocando.

Camila tiene que tragar dos veces para forzar las palabras.

—Tía Luciana... ¿Qué haces aquí?

Una sonr