CAPÍTULO 24. El despacho.
Luciana se sienta en el sillón de cuero que ahora ocupa su hijo. El despacho de Oscar Ferraro no ha cambiado, todo está en el mismo lugar. Huele a madera antigua y algo más…algo que ella nunca ha podido borrar del todo. Cierra los ojos y, por un instante, el silencio es tan espeso que casi se puede oír el eco del disparo.
Y entonces, el pasado la atrapa.
***Flashback***
Oscar regresa antes de lo previsto, sin avisar a nadie. Quiere sorprender a Luciana y trae consigo un ramo de flores blancas y una pequeña caja con un colgante de oro que dice: "Para mi eterna compañera". Camina por la casa con el paso suave, con el alma llena de esperanza, sin sospechar que va directo al abismo.
Sube las escaleras. La puerta del dormitorio está entreabierta.
Luciana está desnuda, de espaldas, montando a un hombre que él no alcanza a distinguir. Los movimientos son claros, las sábanas desordenadas, los gemidos contenidos. Ella gira la cabeza justo cuando él empuja la puerta con un leve susurro de sorp