Capítulo 4.

—El padre de mi hijo es Ethan Valardi—, insistió Evangeline—, No me importa lo que diga esa prueba de fertilidad.

—Por favor...—, espetó Ethan.

Andrew entró nuevamente a la sala molesto por lo que acaba de escuchar y apretó sus dientes con fuerza. Evangeline acaba de derrumbar la estrategia de su abogado.

—En ese caso. Le daré la razón al señor Valardi. Es obvio que hubo una infidelidad y que el matrimonio es irreconciliable. El 90% de la empresa Vastron H pasa a ser propiedad de Ethan Valardi y doy por concluido el su matrimonio con Sarah Parker y Ethan Valardi.

El juez firmó su decisión y la hizo oficial sin que nadie pudiera hacer nada para impedirlo. 

—Ésto no se va a quedar así—, exclamó Andrew queriendo acercarse a Ethan—, Vamos a poner una demanda por calumnias contra mi hija. Ella no es ninguna mujerzuela. El honor de la familia Parker será restaurado. 

—Siéntese, señor Parker. El juicio aún no ha terminado—, dijo el juez—Todavía falta decidir si el señor Valardi tiene algún tipo de responsabilidad de manutención sobre el hijo de Sarah Parker.

—¡De ninguna manera!—, gritó Ethan indignado—, No tengo ninguna obligación con ese pequeño bastardo. Si necesita dinero, que le pida al verdadero padre.

—No voy a tolerar las malas palabras en ésta corte, señor Valardi. Será mejor que modere su vocabulario.

—Lo siento mucho, señor juez. 

—Para decidir acerca de la manutención del bebé, ordeno una prueba de paternidad. 

—¿Una prueba de paternidad, juez?—, preguntó el abogado de Ethan ante la confusión de todos.

—Es parte de protocolo—, explicó—, Así que, retomaremos el juicio una vez que tengamos los resultados de la prueba. 

El juez dió por finalizada la sesión y todos comenzaron a salir.

«EN LAS AFUERAS DEL TRIBUNAL» 

Ethan celebraba abrazando a Evany, su nueva novia, y prometida. Se casaría después del divorcio con Sarah. 

—Eres un incompetente—, reclamó Andrew a su abogado—, Dijiste que tenías un buen plan para evitar que nos quitaran la empresa.

—La tenía. Pero, ella no siguió el plan. Solo debía decir que había sido violada, y esa sería una base sólida para justificar el embarazo fuera del matrimonio—, respondió el abogado. 

—No me iba a arriesgar a manchar mi reputación, y que eso complique mi matrimonio con Lysander Scott—, dijo Evangeline para justificarse—, Además, si decía eso, también debía decir el nombre del supuesto agresor.

Andrew brasmó como un toro enojado. 

—¿Cuánto tiempo tardan en obtener el resultado de la prueba?—, preguntó Andrew. 

—Unos cinco días, aproximadamente—, dijo el abogado. 

—Más te vale que tengas algo planeado para entonces. No podemos seguir perdiendo tiempo. La boda entre Sarah y Lysander será muy pronto—, amenazó Andrew. 

El abogado asintió y se fue. 

—¿En qué m****a estás pensando?—, reclamó Andrew a Evangeline.

—¿Querías que asumiera el error de tu hija resbalosa?—, respondió Andrew de forma desafiante. 

—Te contraté para ser sumisa. 

—Me voy a casar con un tipo que no conozco y me voy a tatuar su nombre en la costilla... ¿Eso no te parece lo suficientemente sumisa? 

Andrew tensó la mandíbula. No había duda que Evangeline tenía el carácter de una Parker. 

—Solo espero que sepas lo que estás haciendo—, amenazó Andrew—, Si lo arruinas, yo mismo me voy a encargar de que tus padres se mueran dentro de una celda como ratas. 

Evangeline se acercó a su padre y lo miró sin miedo, fijamente a los ojos. 

—Tú cumple con tu palabra, que yo cumpliré con la mía—, dijo Evangeline, y luego subió a la camioneta, con el chófer privado de Andrew.

Regresaron a la mansión y Andrew fue a su despacho, pero se encontró con su esposa en el camino.

—Es muy extraño—, dijo Fátima a Andrew, mientras ambos veían a Evangeline desde la distancia en secreto. 

—¿Qué?—, respondió Andrew. 

—Se mueve como nuestra hija. Incluso habla exactamente igual. Pero, no es ella. Es una asquerosa bastarda. Una aventura que tuviste con una resbalosa perra hace veinte años. 

—Fátima...—, Andrew la tomó de los hombros—, Ya te lo dije. Ella es Sarah. Debes llamarla hija, y debes tratarla como tal. 

—No voy a hacer eso. Mi hija está condenada en una cama. 

Andrew arreglaba los botones de su traje al nivel de las muñecas.

—Frente a la gente tienes que hacerlo, quieras o no. Ahora me voy. 

Fátima volteó la mirada enojada, pero no tuvo otra opción que tragarse sus palabras. 

—Es un plan perfecto, Fátima. Hasta tú misma has dicho que Evangeline y Sarah son muy parecidas. Además, tienen casi la misma edad. 

—¡Es una bastarda! ¡Una hija que tuviste con una pobre muerta de hambre.

—¡Es una bastarda idéntica a nuestra hija!—, exclamó Andrew—, Y vale cincuenta millones. Cincuenta millones justo cuando estamos a punto de caer en la bancarrota.

—De ninguna manera. No te voy a permitir que esa bastarda viva en ésta mansión. Si ella se queda aquí, entonces, yo me iré. 

Andrew se acercó a Fátima, como si fuera a decirle un secreto al oído. 

—Por esos cincuenta millones, sería capaz de echarte a la calle con mis propias manos—, susurró de forma fría y sin sentimientos.

Andrew se acomodó el traje y siguió caminando hacia despacho privado, llenándose a Evangeline en su camino, tomada del brazo bruscamente.

—¿Adónde vamos?—, preguntó Evangeline.

—Tengo que mostrarte la última faceta de Sarah, y la más importante. 

—¿Faceta? 

Andrew se detuvo frente a la habitación de una empleada y ella le entregó un bebé en los brazos. 

—Ahora eres madre de este pequeño bastardo—, dijo Andrew entregando al bebé en los brazos de Evangeline.

—Nunca he cuidado a un bebé. 

—Pues, más te vale aprender rápido. En cualquier momento vendrán a tomar la muestra para la prueba de paternidad, y necesitas hacerles creer que eres la madre de ese pequeño bastardo—, dijo Andrew.

«EN LA MANSIÓN DE LA FAMILIA SCOTT» 

Los padres de Lysander cenaban entre risas junto a unos amigos que habían invitado esa noche. 

Hablaban de sus exitosos viajes por Europa, mientras que Lysander comía cabizbajo y callado en un lado de la mesa. 

Hasta que levantó la mano para mostrar el anillo y llamar la atención de todos. 

—Me voy a casar—, dijo Lysander provocando un silencio absoluto. 

—¿Qué dijiste?—, preguntó el padre asombrado. 

—Me voy a casar con Sarah Parker—, confesó—, ¡Si! ¡La misma mujer que me humilló hace un año! ¡Ella será mi esposa!—, dijo con una gran sonrisa satisfactoria en su rostro. 

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