POV VITTORIA ROMANOVA
Su madre observó la escena con asombro, sin disimular su sorpresa.
—Eso... no me lo esperaba —murmuró, esbozando una pequeña sonrisa.
Akin, en cambio, no reaccionó, como si lo que acababa de ocurrir fuera completamente normal para él.
—Vámonos, ya nos esperan —dijo con tranquilidad, señalando un grupo de camionetas negras estacionadas a unos metros.
Seis hombres vestidos de negro aguardaban junto a los vehículos, atentos y en posición. La seguridad era evidente.
Respiré profundamente a través de la bufanda, sintiendo cómo el aire caliente se filtraba en mis pulmones. No podía negarlo... su gesto me había tomado por sorpresa, y tal vez, solo tal vez, no era tan indiferente como quería aparentar.
Aleksey caminó directo hacia una de las camionetas sin decir una sola palabra. Akin lo siguió con su paso relajado. Andrea y yo nos quedamos unos segundos atrás antes de seguirlos.
Cuando nos acercamos, uno de los hombres de seguridad abrió la puerta trasera de la camionet