Despacho de Alexis en el cubil:
Tres semanas antes:
Yelana estaba sentada frente a él, meciendo su pierna impacienciente.
—Pediste verme, ¿ qué ocurre?
—Estoy cansado de que te entrometas en mi vida sexual, Koroleva.- comentó Alexis.
—Sabes por qué lo hago.
—Entre nosotros no hay nada, Yelana. Desde hace años no somos más que cabeza de familia y segunda al mando, y lo sabes.
—Podríamos volver a ser lo que fuimos, Alex. Si tan solo me dieras la oportunidad.
—Me traicionaste.
—Me dejé cegar por la ambición. Tu padre anunció que declararía Don a Dimas… ¿Cómo iba a saber que era una trampa para probar mi lealtad hacia ti?
—No lo podías saber. Mi padre vio lo cegado que yo estaba contigo y me dio una lección que no olvidaré jamás.
—¡Tu me amabas!
—Precisamente, ese fue mi error y el tuyo fue casarte con Dimas para ser la esposa del supuesto futuro Don.
Yelana se puso en pie, enrojeciendo de cólera.
—¡¿Cuántas veces debo pedirte perdón?! ¿Cuántas veces vas a humillarme por mis errores?
—Yo