Alexis pasó la noche en la habitación de Sofía.
Cambiaron la sábana, porque la que tenían puesta estaba embarrada de sangre y de s#men y Alexis se acostó en la cama junto a ella, quedándose boca arriba, cubriéndose los ojos con un brazo.
Ella lo estuvo contemplándolo durante largo rato.
Él era musculosos, de rostro anguloso y mentón fuerte, su cabello estaba suelto y todo su cuerpo gloriosamente desnudo. Parecía un guerrero vikingo, venido a ella para asaltar, robar y destruir.
Habían tantas cosas que estaban mal, el Don era el principal cabecilla de la mafia rusa, era el principal enemigo de su hermano, le doblaba la edad y con todo, se la había follado como si el mundo se fuera a acabar.
Sintió como se le enrojecía la cara, mirando al altar que había instalado en una esquina de su habitación.
Estaba perdida.
Estaba en el infierno y ahora era la ramera del diablo.
Una lágrima rodó por su mejilla, y Sofía la limpió con rapidez.
Se había propuesto sobrevivir, pero si no tenía cuidado t