Antón llegó al cuarto de hotel de Cleo. La joven estaba totalmente lastimada en su corazón; ella amaba a ese hombre con toda su alma. A diferencia de Ana, ella no sabía que ese matrimonio era solo por una venganza. Enterarse de que Antón estaba casado con una mujer mucho más joven que ella le golpeó duro en su orgullo.
—¡Para de beber!
—No quiero. Yo solo quiero que me digas que no amas a esa mujer. Quiero que te divorcies de ella y te cases conmigo.
—No puedo —gruñó él.
—¿No puedes o no quieres? —preguntó ella mientras se acercaba. El silencio perduró en él.
Ella posó su bebida en el velador que estaba cerca de su cama y besó a Antón con mucha brusquedad.
—Hazme tuya por última vez.
Agarró las manos de él y las posó en sus nalgas mientras le besaba, ardiendo en deseo. Antón le dio cabida para que su lengua entrara. Cuando ya estaba por caer junto a ella sobre la cama, la imagen de Alexa apareció en su mente.
Con sus dos manos, la presionó de los hombros y la apartó de él.
—Lo siento,