Cinco años después...
Santiago ya era un escolar, sin la grasa de bebé que tenía de pequeño, un poco más alto que sus compañeros y con las células motoras más desarrolladas que la media de los niños.
Y no sólo se desarrollaban las extremidades, también la mente.
A su corta edad, Santiago ya había demostrado un asombroso talento para la lógica y la memoria, y había llegado a ser reconocido como el matón del colegio por seguir estrictamente el plan de estudios establecido por su tía maestra.
Es el orgullo de Lucía y Polo y se le considera la esperanza de futuro de toda la falimia Juárez.
También es idolatrado por su hermano menor, Manuel Juárez.
Así es...Fue el hermano.
Hace cinco años, Santiago pensaba que tendría una hermanita.
Pero cuando un día se quedó en casa con Josefina después de que todos los adultos de la familia hubieran huido despavoridos al hospital, vio que Josefina sacaba misteriosamente una baraja de cartas y hacía algunos cálculos, y luego, con una significativa sonrisa