Capítulo 998
—¿Santiago? ¡Santiago!

Lucía le llamó varias veces antes de que Santiago volviera en sí.

Antes de que pudiera hablar, Polo le dio una ligera patada en la pantorrilla.

—¿En qué estás pensando? —La voz grave y severa de papá en mi oído. ¡Tu madre te está hablando y tú sigues distraído! —Estás hablando con tu madre.

Santiago frunció el ceño y miró a mamá en busca de ayuda.

—¡El hijo acaba de volver, así que no hables de él! —Lucía parece que le echa la culpa a Polo, pero le coge del brazo y le sonríe con dulzura—. No seas tan mala, ¡o te saldrán más arrugas!

Polo le devolvió la sonrisa y le cogió suavemente la mano.

En este punto, Santiago se sintió bastante redundante.

—Mamá y papá, y qué, yo...

—¡No te vayas! Tu madre no ha terminado la frase. —Polo volvió a fulminarla con la mirada.

Santiago se sentó honradamente y no movió ni un músculo.

—Santiago, lo hablé con tu padre—Lucía dijo suavemente—. Quédate en Ciudad Central unos días más, aprovecha para visitar a Felicia.

—¿Qué?

Santiago
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