Polo se quedó sin palabras.
Lucía miró el camio de la expresión de su marido y dio una carcajada.
...
Hera estaba a punto de echarse una siesta cuando vio a alguien entrar suavemente.
—Su Alteza, la Reina le invita.
El corazón de Hera tembló. Esta era la dama de compañía de la reina Clara, y la reina siempre había sido amable con sus sirvientes, no los enviaba a hacer nada durante su descanso del mediodía.
Elegí este momento para verla, se suponía que la noticia de Daniel había llegado a oídos de la Reina.
Hera se tranquilizó, se recompuso, pidió a la doncella que la ayudara a maquillarse y a cambiarse de ropa, y se dirigió a toda prisa al salón principal.
El lugar donde la Reina la invitó a encontrarse era en una habitación secreta dentro del salón principal.
Nada más entrar, la puerta de madera se cerró con un ruido sordo. La sala estaba débilmente iluminada y la Reina se hallaba de pie frente a la pared de piedra, con la espalda delgada pero imponente.
Hera avanzó e hizo una suave r