Rafael prosiguió: —Varias de las grandes familias de la Ciudad Central tienen los ojos puestos en ese terreno y todas quieren una parte.
—Por eso vale la pena llevar a cabo el proyecto del Hospital Unido.
—Ya veo —respondió Ánsar en voz baja.
En esos momentos, lo del hospital era secundario para él.
Lo más importante era poder conocer a Lucía. Estaría contento mientras pudiera hablar con ella por un rato y verla.
La verdad era que antes de verla, había ido a la Universidad de Ciudad Central para echarle un vistazo a Emilio en secreto.
Su hijo tenía un aspecto muy animoso y apuesto, y si bien era joven, era brillante y estudioso.
Aparte de eso, él también estudiaba medicina y tenía un talento en cosas como la investigación.
Ánsar estaba muy complacido por ello.
Pero por alguna razón, a él nunca le gustó tanto su hijo como su hija en términos de afecto...
Siempre creía que los chicos tenían que pasar por pruebas y tribulaciones y no necesitaban que los trataran con demasiado cuidado.
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