**CAMILA**
El murmullo de las voces en la academia se mezcla con el eco metálico de los pasos. El lugar huele a caucho gastado y a esfuerzo, como si las paredes guardaran las horas de sudor de todos los que pasaron por aquí. Henry camina a mi lado, su hombro rozando el mío cada tanto, como si esa pequeña fricción fuera suficiente para recordarme que no estoy sola.
—Los entrenamientos aquí son distintos —me dice, bajando un poco la voz, casi como si quisiera que fueran palabras solo para mí—. No es solo fuerza física, Camila. Te van a llevar al límite de la mente, y cuando creas que no puedes más… ahí empieza la verdadera prueba.
Lo miro y sus labios se curvan apenas en una sonrisa breve, un gesto reservado, pero tan suyo que me hace sentir protegida.
—¿Y tú crees que yo no voy a resistir? —le pregunto en tono desafiante, aunque mis dedos buscan los suyos de manera instintiva.
Henry entrelaza nuestras manos y aprieta suavemente.
—No solo vas a resistir… vas a demostrarles que nadie pue