**CAMILA**
—¿Quién habla? —pregunto, con el corazón latiendo a destiempo.
El silencio me corta la respiración.
—Camila, soy yo… Henry.
Cierro los ojos, buscando estabilidad, intentando domar el temblor que me sube por las manos. Por un segundo… por un maldito segundo, creí escuchar otra voz. Una que mi mente insiste en seguir buscando, aunque sé que no debería.
—Henry…
—Perdona —me interrumpe—. Disculpa que te llame de este número. Mi teléfono se descargó y tuve que usar el de Ángela.
—Supe por Enzo que ya estás en París —dice después.
—Sí… llegué esta mañana —respondo, mi voz apenas un hilo.
—Ángela y yo queremos verte. Pensamos que sería bueno reunirnos, después de tanto tiempo.
—Claro. Podemos vernos mañana —respondo.
—Perfecto. Te enviaré la dirección —dice Henry.
El silencio que sigue no es incómodo, solo… lleno. Hay un leve murmullo del viento colándose entre nuestras respiraciones, como si también él escuchara.
—Camila… nos alegra saber que volviste.
Sonrío, aunque él no pueda