Stefanos

El aire dentro de aquella casa era pesado, cargado de recuerdos que no me pertenecían. Caminar entre las habitaciones abandonadas era como pisar un santuario profanado. Todo allí gritaba su nombre, incluso en el silencio más profundo.

Caminé despacio, analizando cada centímetro del ambiente. La sangre seca aún marcaba el suelo de madera, oscura y reseca, incluso con el paso del tiempo. Había señales de lucha, de arrastre… y de dolor. Me agaché junto a una de esas manchas, tocándola con los dedos. No estaba allí por casualidad. Alguien sangró hasta el final.

"Rylan...", mi voz resonó baja. "Dijiste que los cuerpos habían sido dejados aquí. ¿Por qué no están?".

Él se acercó, sin prisa, y se detuvo a mi lado.

"La primera vez que vinimos", comenzó, cruzando los brazos, "mis hombres los encontraron. Estaban amontonados en el centro de la aldea. Les dimos una ceremonia digna. Fueron enterrados con honor".

Asentí lentamente, absorbiendo la información. No confiaba en muchos, pero Ry