El sol de la mañana entraba por las ventanas con suavidad, iluminando la habitación en tonos cálidos.
Aurora estaba sentada en el borde de la cama, sus manos entrelazadas sobre su regazo, su mirada perdida en un punto indefinido de la alfombra. Los nervios parecían traicionar la, no sabía que haría ahora, como se tomaría Alexander todo eso.
Hace apenas unos meses atras, estaba casada con un hombre cruel, un hombre que no le tentaba en corazón para hacerle daño ni Humillarla.
Desde hacía unos días, había notado pequeños cambios en su cuerpo. Pequeñas señales que, si se atrevía a interpretarlas correctamente, podían significar algo que aún no estaba segura de aceptar.
¿Podría estar embarazada?
La sola idea le aceleraba el corazón. Había pasado por tanto, había reconstruido su vida con esfuerzo y había encontrado en Alexander una paz que nunca creyó posible. Pero esto… Esto podía cambiarlo todo. Pero sin dudas sabía que sería algo bueno ante tanto sufriendo que le había costado viv