POV: Natalia
El rugido de los disparos no cesaba. La ciudad estaba en llamas. La batalla se extendía por las calles como un incendio imposible de controlar. Natalia corría entre los escombros, su rifle firmemente sostenido contra su pecho, la respiración pesada por la tensión.
Alexander se había ido.
Y ahora, todo dependía de ella.
La última orden del coronel había sido clara: *contengan la amenaza, protejan a los civiles, sobrevivan*.
Pero cada minuto que pasaba, el panorama se volvía más oscuro.
—¡Mateo, posición! —gritó mientras se cubría tras un vehículo blindado.
La voz de su compañero salió entrecortada por la interferencia de los disparos.
—Flanco oeste comprometido. Perdimos a dos hombres. ¡Necesitamos refuerzos ya!
Natalia apretó los dientes. Las bajas seguían aumentando.
Desde su punto de vigilancia, pudo ver cómo la facción enemiga se movía con precisión aterradora. Esto no era una pelea callejera. Esto era una estrategia perfectamente calculada.
Y lo pe