HARPER
Mi pulso estaba acelerado, y la boca se me había secado por completo. Mi madre estaba cada vez más cerca.
Miré a Dante; su expresión no podía ser más relajada. Ladeó su cabeza y levantó una ceja, escuchando con atención las voces de fondo, como si intentara identificarlas.
Vi dos sombras reflejarse en el pasillo de al lado. No había tiempo; sabía que si mi madre lo veía aquí y junto a mí, enloquecería por completo.
—¿Esa es…
No sé qué voluntad endiablada entró en mi cuerpo, pero agarré el brazo de Dante y lo jalé con todas mis fuerzas antes de que pudiera terminar de hablar.
Lo empujé hacia el mismo vestidor del que había salido y cerré la puerta, dejando mi oído pegado a la superficie.
El sonido de unos tacones se detuvo, luego la voz de mi madre se volvió a escuchar; al parecer, iba acompañada de alguien más. Después, el sonido empezó a alejarse. Mi respiración se mantuvo contenida hasta que todo quedó nuevamente en silencio.
Solté un suspiro de alivio mientras giraba en dire