HARPER
Mi pecho subía y bajaba rápido. Sentía mis mejillas arder.
Yo nos había encerrado aquí, pero por alguna razón parecía que era la única que se sentía atrapada, a la única que le temblaban las piernas.
Lo miraba y solo veía confianza, diversión. Y eso empezaba a irritarme.
Dante bajó un poco la cabeza, sus labios peligrosamente cerca de los míos.
—Tú tienes algo que me pertenecía y lo quiero recuperar —susurró con un tono peligroso sobre mi boca.
Mis labios se abrieron involuntariamente, como si estuvieran hambrientos, sedientos, impacientes por probar algo.
—¿Y… qué es eso? —pregunté, mi voz temblando.
De pronto, sentí su dedo índice ascendiendo por mi hombro derecho y luego deslizándose por mi clavícula.
Contuve la respiración.
Ese bendito vestido a medio abrir empezaba a sentirse sofocante mientras mi piel se erizaba.
Su tacto se sentía cálido, envolvente, casi hipnótico. Y solo era su dedo índice.
—El collar de mi madre —contestó jalando un poco de la s