Danna y yo nos acercamos rápidamente, abriéndonos paso entre la multitud. Una chica pelirroja, con su séquito atrás, miraba con desdén, levantando el mentón tan alto como si se le fuera a caer.
Melisa estaba frente a ellas, con solo Mario a su lado, pero por sus ojos era claro que no necesitaba ayuda. Parecía un gladiador hambriento de sangre. Podría jurar que hasta se veía más alta, cuando en realidad no mide más de seis pies de altura.
La música bajó al punto que los murmullos se escuchaban claros y ruidosos.
Un tipo se me puso al frente, casi empujándome. Parecía que la charla con su amigo y estar en pri