HARPER
Varias personas en la boutique nos miraban y las que aún no lo hacían, voltearon al escuchar a mi madre.
Ella se percató de esto, y su expresión se convirtió en una mueca contenida.
—Ven conmigo —susurró entre dientes.
Me soltó apenas lo suficiente para que caminara por delante de ella.
Cruzamos la boutique bajo la mirada discreta —pero atenta— de las encargadas, una pareja joven que disimulaba su atención hacia nosotras hablando con la recepcionista, y de una mujer mayor que fingía ver catálogos.
Entramos a uno de los probadores privados. Ella cerró la puerta con un clic seco.
Se cruzó de brazos, dando un paso hacia mí.
—Ahora habla, Harper —su tono era bajo, pero más firme— ¿En dónde rayos estabas?
Tragué saliva, intentando deshacer el nudo en mi garganta mientras me esforzaba para que mis nervios no me delataran.
—Mamá…
—Incluso las empleadas tuvieron que ayudarme a buscarte —me interrumpió— Así que espero que tengas una muy buena excusa.
Asentí.
—Disculpa, mamá,