POV DE JASON
Lana se acercó a mí, con pasos lentos y deliberados, hasta sentarse sobre mis piernas. Por un segundo, se me detuvo la respiración. No me moví. Ni siquiera parpadeé. El calor de su piel se pegó a la mía, y el aroma de su perfume llenó el aire, espeso y envolvente. Mi mente se quedó en blanco; todo lo que pude hacer fue mirarla, congelado, incrédulo.
Sus manos recorrieron mi pecho, suaves y provocadoras.
—Esto es lo que la Alfa Kira no puede darte —susurró con una voz baja y seductora, tan dulce como la miel—. Pero yo, Lana, te lo daré gratis.
Entonces se inclinó y me besó.
Sus labios estaban cálidos, su cuerpo temblaba levemente contra el mío, pero dentro de mí… nada se movió. No le devolví el beso. Ni siquiera levanté una mano para tocarla. Mis pensamientos estaban lejos, llenos de la imagen de Kira: su rostro, sus ojos, su voz. Por más que Lana intentara, no podía borrar eso de mí.
Lana debió sentirlo, porque se detuvo de golpe. Se apartó y se puso de pie, con el ceño f